Las Apariencias Engañan (PARTE I)

BOSQUE LAGUNA NEGRA
11:13 PM


Era una noche tranquila. Una brisa suave agitaba las copas de los árboles, los hacía bailar con promesas de un verano cada vez más cercano. Una explosión de estrellas plagaba el cielo como nunca se podría apreciar en la ciudad. Las hojas ya verdes agitadas por la brisa, y un que otro grillo perdido eran los únicos sonidos que rompían el silencio del bosque.

Carlos miró su reloj por quinta vez. El viejo le había citado en “el lugar de siempre” a las once en punto, y ya eran pasadas las once y diez. Si no hubiese sido por su intensa curiosidad y su insaciable deseo de llegar a la verdad, ya le hubiese dado plantón hace rato. Pero Carlos tenía demasiadas preguntas y llevaba demasiado tiempo buscando respuestas.

Si, es cierto que las últimas revelaciones sobre su padre le habían dejado demasiado inquieto–su padre había pasado de ser su héroe, a un asesino, a una victima de los mismos Proyectos Géminis. Carlos se estremeció momentáneamente, cerró los ojos intentando borrar las imágenes que habían sido grabadas en su memoria. Imágenes de un niño triste y desnutrido en un cuarto de azulejos blancos. Su propio padre, utilizado como una rata de laboratorio. Y lo que le más le indignaba a Carlos, lo que le estaba corroyendo por dentro, era que el cabrón de Saúl Pérez Sabán lo sabía desde el principio.

La ira que había conseguido mantener al margen lo invadió por completo cuando recordó esa siniestra visita a la prisión apenas un año antes. Aquel quien busca la verdad corre el riesgo de encontrarla.

_ ¿Te lo has pensado mejor?

La voz arrastró a Carlos a la realidad tan súbitamente que casi perdió el equilibrio al girarse. A su mano le faltó tiempo para empuñar el revólver que llevaba cual talismán en la espalda, y apuntar de lleno al viejo.

_ Baja el arma, Carlos_ dijo el viejo, con esa calma que le caracterizaba. Su mirada siguió la lenta trayectoria del revólver de vuelta a su funda. _¿Has visto ya lo que hay dentro del sobre?

Carlos intentó tragar un par de veces, pero no logró aparentar la calma que intentaba proyectar. _¿Por qué esperaste hasta ahora para enseñármelas? De haberlo sabido...

_No hubieses llegado tan lejos_ interrumpió el viejo. _Necesitaba que mantuvieses tu compostura, una mente fría, calculadora. Sabía que sólo podría contar contigo mientras creyeses que tu padre había sido asesinado en un atraco. Si hubieses sabido la verdad...

_ ¿Qué verdad? ¿Que mi padre fue capaz de matar a tres personas a bocajarro por venganza?_ El estómago de Carlos dio otro vuelco, como cada vez que pensaba en su padre empuñando el arma homicida.

_Por justicia_ corrigió el viejo. _¿De qué te sorprendes? Estas hablando como si tú nunca hubieses acabado con la vida de nadie. Recuerda por qué te contraté. Ya te hemos puesto a prueba en el pasado, y por ahora no nos has decepcionado.

_Yo nunca he matado a nadie a sangre fría.

_Y que importa como lo hayas hecho. El resultado es el mismo. Justifícalo como quieras.

Los ojos penetrantes de Saúl clavaron a Carlos en el sitio, y éste bajo la mirada, concentrándose en una luciérnaga pasajera y negándose a reconocer que, en el fondo, el viejo tenia razón. Da igual como acabes con la vida de alguien. Una vez que matas a un ser humano, la persona que eras antes desaparece, y algo mucho más oscuro se apodera de ti. Carlos pensó en Iván. El peso de la culpabilidad a veces era insoportable.

_Puede que decida quedarme_ dijo Carlos finalmente. La sonrisa del viejo, tan breve como fría, fue casi imperceptible. _Pero con una condición_.

Carlos sabía que al viejo no le hacían ninguna gracia las condiciones. Por otro lado, ¿qué remedio le quedaba que negociar? Por una vez Carlos tenía la sartén por el mango, y sería una pena desperdiciar una oportunidad así. Saúl indicó con un movimiento de cabeza que estaba dispuesto a escuchar.

Con una mirada que podría haber derretido acero, Carlos susurró: _¿De qué conocías a mi padre, y que te traes con mi madre? ¿Te. . .?_ las palabras se trabaron en la boca antes de poder expresarlas. Con gran esfuerzo, preguntó: _¿Te acostabas con ella?_

_Yo nunca le hubiese hecho eso a tu padre_ dijo el viejo sin titubear. _Éramos buenos amigos_.

_Cómo pretendes que me crea eso, cuando sé que tú eras el hijo de puta que le extorsionaba todos los meses_. Por un instante la cara de Saúl ensombreció, y por mucho que Carlos lo intentase, no pudo descifrar su mirada. _¿Para qué eran esas 100.000 pesetas que te pasaba todos los meses?

_Deja de remover el pasado, Carlos. Eso fue hace mucho tiempo.

_Lo pagaba religiosamente todos los meses.

_Te he dicho que lo olvides. Hazme caso por una vez.

_¿Qué estaba comprando, Saúl?

_Deja de. . .

_Tu sabías lo que había hecho, ¿verdad?_ Carlos continuó, ciego de la ira, su voz cada vez mas alta. Y por primera vez, detectó cierta incomodidad en el viejo. _ ¿Era eso lo que compraba mi padre? ¿Tu silencio?

_¡COMPRABA TU PROTECCIÓN! _ gritó el viejo. Su cara mostraba una mezcla de frustración e impotencia.

Carlos dio un paso hacia atrás, confuso. ¿De qué estaba hablando este hombre? Qué coño. . .? Cuando finalmente encontró su voz, susurro: _¿Mi protección? ¿De quién me estaba protegiendo?

Saúl movió la cabeza de lado a lado lentamente. _Encuentra la conexión entre el antiguo orfanato y el Proyecto Géminis, y encontraras tu respuesta_. Carlos empezaba a estar bastante harto de los acertijos de este hombre, pero en vez de interrumpirle, se quedó callado, escuchando, totalmente paralizado por la confusión. El viejo siguió hablando. _ Los laboratorios deben seguir ahí abajo. Y sabemos que siguen activos. Sandra Pazos es prueba suficiente de ello. Su hija Paula, y su bebé, Samuel. . ._ El viejo pareció arrepentirse de haber dicho demasiado.

_ ¿Qué?_ preguntó Carlos, cuando el silencio se alargó demasiado.

_Debes permanecer en el internado, Carlos. Si te vas, no sólo estarían sus vidas en peligro, sino también la del hijo de tu limpiadora y sus amiguitos_. Esto último lo dijo casi con desprecio._Están metidos hasta el cullo. Y, si no me equivoco, ya se habrán empezado a tomar medidas para...digamos "eliminar" los posibles obstáculos que puedan poner en peligro esta operación.

Al parecer, el viejo no tenía ningún problema jugando sucio. Sabía perfectamente que Carlos sentía cierta responsabilidad y afecto por Iván. Vale que hayan tenido varios encontronazos en el pasado, y el sentimiento afectivo no era mutuo ni mucho menos. Pero aunque el muchacho no lo supiese, Carlos haría lo que fuese por protegerle a él y a María. Si algo les ocurriese a alguno de los dos, Carlos jamás se lo perdonaría.

La decisión estaba hecha. En realidad fue tomada mucho antss de reunirse con Saúl Pérez Sabán en el bosque esta noche. Carlos levantó la cabeza, fijó sus ojos en el azul intenso de los del viejo._Creo que Amelia nos puede llevar hasta los laboratorios. Sólo hay que echarle el anzuelo y esperar a que pique. Además, tengo una idea de quien puede estar detrás de todo esto.

Esta vez la sonrisa del viejo fue genuina._Cuento contigo, Fermín.