¡Bienvenidos!

Bienvenidos a nuestro blog de fanfics acerca de "El Internado". Aquí podréis encontrar textos en todas las categorías posibles, desde los puramente románticos a aquellos que resuelven parte de la trama, pasando por los minifics o el humor.

El blog ha sido diseñado para haceros la navegación por él lo más sencilla posible. Por ello, en la columna de la derecha podéis encontrar todos los fics disponibles, con una breve sinopsis, la categoría o categorías a la que pertenece el texto y los personajes en los que se centra, además del autor del mismo.

Debajo podéis encontrar enlaces directos a todos los capítulos de la historia, de modo que podéis leer a vuestro ritmo y sin necesidad de buscar la entrada por donde os quedasteis, ya que se puede acceder a ella directamente. Así, cuando clickeis en un capítulo, ésa entrada aparecerá justo debajo de esta cabecera que estáis leyendo.

En cuanto a las categorías, vais a encontrar un código que os dirá de qué tipo es el texto que vais a leer. Dentro de estos diferentes tipos, encontraréis:

[ROM] Estos fanfics se centran en el desarrollo de una relación amorosa y los sentimientos de los personajes.

[ANGST] Fanfics para sufrir, para pasarlo mal con nuestros personajes favoritos.

[RES] El Proyecto Géminis y Ottox están más presentes que nunca en estos fics, centrados en resolver parte de la trama.

[HUM] Fanfics para reír.

Encontraréis también los tag [WIP] O [COMPLETO]. El primero hace referencia a "Work in Progress", es decir, que el fic está en fase de publicación, mientras que los fanfics con el segundo término ya se pueden leer enteros.

CONTACTO

Si tienes alguna duda o te apetece publicar tu fanfic en este blog, sólo tienes que ponerte en contacto con nosotras a través del Blog de Marta Torné o bien a través del Blog de Raúl Fernández, en las direcciones de correo que encontraréis en las mencionadas páginas.

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El pasado. Capítulo IX

- Sepárese de ella. Puede contagiarle su enfermedad y será aún peor.- le dijo el médico al señor Almansa.
- ¿Quién toca ese piano?- obtuvo por toda respuesta de él.

El repiqueteo de las teclas se escuchaban en el piso de abajo mientras sujetaba lánguida la mano de su esposa como quien agarra a un gorrión malherido.- ¿Qué clase de… puede tener más respeto por un instrumento que por ella? ¿Por qué ansiamos ser más que otros pisoteando a los demás, cuando yo no lo hice con nadie?
- Todo el que llega arriba manda abajo a alguien. Aunque no se quiera siempre puede haber un enemigo como compañero en una situación como esta. Ya no lo recuperará. Se lo han llevado… - añadió con precaución el otro.
Los ojos de Almansa enrojecieron ante la verdad dolorosa de la evaporación de David.
- ¿Pero y si vuelve? En tal caso aquí le esperaré para siempre, por si no reconoce a quien esté, y si no aparece ¿a quién le importaría coger su enfermedad?- dijo mirando acongojado a su mujer tumbada.- No le podré ya pagar como antes… a no ser que quiera como moneda de cambio mi desesperación.
El médico le observó como un animal vagabundo, pero tan solo recogió los bártulos y lo dejó a solas no antes sin pronunciar puesto que cada uno va a veces a por su interés
- Eso no llenará mi estómago. Buenas noches.

El señor Almansa bajó los escalones del piso mientras era radiografiado por posturas crueles, miradas inquisitorias y susurros viperinos. Nunca llegas a conocer a alguien del todo, aunque parezca apreciarte. Si hubiese podido dejarse desfallecer allí mismo habría puesto todos los impedimentos para ser levantado.
- ¡¿Quién quiere la casa?!¡Ahí la tiene! ¡¿A qué esperáis a tiraros a por ella?!- dijo haciéndola sonar con un terrible portazo.

Una vez en la habitación creyó no estar solo, como si esta notase que la ausencia de su herencia iba a ser demasiado larga y él que nunca había pensado arrepentirse de nada de lo acontecido por horrible que fuese lo hizo conscientemente en ese momento. Le habían robado a su hijo delante de sus narices, y había sido incapaz de protegerle, ni a él ni a su madre. Su orgullo de caballero ya no valía debajo de su pena.
- Señor, su mujer. Ha salido, no hemos podido pararla.
- ¡¡¡¿Qué!!!!- chilló pensando que su garganta perseguiría a su voz después de abandonarla.
Corrió haciendo funcionar a sus rodillas efectivamente por primera vez aprendiendo la lección más dura. Cuando se está en verdaderos aprietos uno se tiene a si mismo y a su angustia. Nada más. Las gotas le salpicaban la cara como aguijones y se comió metros y metros. Frenó en seco al ver a Ruth sobre el asfalto, su falda mojada, doblada. Habría deshecho la oscuridad y esos ropajes para poder vislumbrar cómo se encontraba.
- ¿Qué haces ahí lamentándote? Me voy a quedar congelada.

Él se acercó como si lo hiciese a una muñeca de trapo deseando estrujar su debilidad para convertirla en suya. Y con el pañuelo le secó las huellas del agua sobre su piel sin saber si eran sus propias lágrimas de alivio de su nudo desatado porque si ella era capaz de ese humor en una situación así todo iba a ir bien. Y le descubrió un bulto pensando que era el niño pero allí dentro solo estaba el huevo y con él se fueron todas las fuerzas que su padre hubiese podido tener hasta entonces confirmando cual era su tesoro más preciado. Igual que como ladrón de guante blanco le privó a Ruth de voz por la impresión al comprender que su hijo no iba a aparecer.

… - ¿Me contarás la historia?- le interrumpió Sara.
- Hay cosas para las que nunca se está preparado.- le dijo.
Y efectivamente aquella era una de esas.

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