7 días (Parte VIII)

3r día

Al día siguiente, antes de que Fermín entrara en el baño para darse una ducha, ella ya estaba lista y saliendo por la puerta.

“Maldita casualidad”- pensó María cuando se encontró saliendo por la puerta, con Héctor.

- ¡Buenos días, María!
- Buenos días, Héctor.
- ¿Has pasado la noche con Fermín?
- Héctor, creo que eso no es asunto tuyo. Te recuerdo que somos pareja. Que le quiero.- dijo mirando hacia el suelo yéndose. Héctor le agarró del brazo haciendo que María se diera la vuelta..
- Ah, le quieres… ¿y el beso del otro día?
María suspiró, no se podía creer que le echara en cara ese beso.
- Me besaste tú y sabes que estaba con Fermín.
- Si, cierto, te besé, pero me lo devolviste. Y sí, estás con Fermín, pero sabes que no le quieres.
- ¿Eso me lo vas a decir tú?
- No, eso me lo dirás dentro de 4 días. O mejor, dímelo ahora, o mejor aún, dime que no me quieres.


María se quedó callada.

- De acuerdo, María, ya me has contestado. Buenos días.

Y se marchó. Sin más.

María odiaba que le dejaran con la palabra en la boca, pero en ese caso, se lo agradeció. No tenía palabras con las que contestar, pero le molestaba la actitud de prepotencia de Héctor, aunque, en cierto modo, ese cambio, le atraía. Pero se negaba a reconocerlo.

María entró en su habitación despacito por si todavía la gobernanta dormía. No era el caso, estaba despierta. Es la mujer más madrugadora de todo el internado.

- Buenos días, Jacinta.
- Buenos días, María.. ¿has mirado encima de tu cama?

Encima de la cama de María estaba depositada una rosa. No contenía ninguna tarjeta, pero ella, ahora, sabía de dónde venía Héctor cuando se cruzaron por el pasillo.

- ¿Y esta rosa?
- Parece que tienes un admirador secreto.
- Jacinta, sé que es de Héctor.
- Entonces, ¿por qué me lo preguntas? Sí, es de él, acaba de irse hace unos minutos. Pensaba encontrarte aquí, pero le dije que estabas con Fermín.
- Así que no me encontró por casualidad- pensó en voz alta.
- ¿Decías, María?
- No nada, Jacinta, nada, muchas gracias.

Estaba claro que Héctor no se iba a rendir, no le iba a poner las cosas fáciles.

Dos horas más tarde, María estaba limpiando la habitación de Héctor, como cada día sobre las 8 de la mañana.

- Vaya, veo que está en mi destino encontrarte vaya donde vaya- saludó a su manera el ex director.
- Bueno, si le llamas casualidad a informarte dónde estoy en cada momento, pues sí, nuestros días están llenos de casualidades- ironizó María.
- ¿Te molesta?
- No, para nada. Me da igual lo que hagas- intentó ser dura María.
- María, no seas así. Yo no intento presionarte con nada. No tengas en cuenta todos mis actos como un intento obsesionado de reconquista.
- Ah, ¿y es que no es así?
- No, para nada- mintió- solo intento recuperar el tiempo que he perdido con Elsa. Empezamos como amigos, vale que surgió algo, pero obviando eso, nos llevábamos muy bien ¿cierto?- volvió a mentir.
- Sí, así es.
- Pues ya está. Tú sabes que ahora eres la ilusión por levantarme cada mañana. Aunque los besos que das no me besen a mí. Pero que no me quieras no tiene por qué ser una barrera para que nos llevemos bien.
- Héctor, lo siento. Tienes razón. Quizá me he obsesionado un poco y he sido muy reacia. Empecemos de cero,¿ vale?
- De acuerdo, pero aunque empecemos de cero, hoy sigue siendo el tercer día. Sin contar hoy, te quedan 4 días.
- ¿4 días? ¿Para qué?
- Hasta luego, María.
- No, noo, Héctor, no me puedes dejar así. Me muero de la curiosidad- pataleó.
- 4 días, María.

Sabía que ella se quedaría con la intriga, que se pasaría el día pensando en el significado de esos 4 días e indirectamente, al pensar en esos 4 días, pensaría en él.

Ya por la noche, fumándose un cigarro en la ventana de Fermín, María observaba cómo llovía. A cántaros. Hacía meses que no veía llover con tanta intensidad.

- Cuatro días.. ¿de qué habla este hombre?
- Princesa, ¿decías algo?- Dijo Fermín desde la cama.
- No, nada, hablaba sola.
-Mujer, no hables sola teniéndome a mí.- rió.
- Nada, hoy Héctor me ha dicho algo de cuatro días
- ¿Héctor? ¿cuatro días? ¿a qué se refería?
- No lo sé, por eso le estoy dando vueltas….
- Vuelve a la cama, princesa.

María volvió a la cama, pero su innata curiosidad que tanto le caracterizaba, no le dejaba parar de pensar en los cuatro días de Héctor. Estaba tan raro últimamente.