¡Bienvenidos!

Bienvenidos a nuestro blog de fanfics acerca de "El Internado". Aquí podréis encontrar textos en todas las categorías posibles, desde los puramente románticos a aquellos que resuelven parte de la trama, pasando por los minifics o el humor.

El blog ha sido diseñado para haceros la navegación por él lo más sencilla posible. Por ello, en la columna de la derecha podéis encontrar todos los fics disponibles, con una breve sinopsis, la categoría o categorías a la que pertenece el texto y los personajes en los que se centra, además del autor del mismo.

Debajo podéis encontrar enlaces directos a todos los capítulos de la historia, de modo que podéis leer a vuestro ritmo y sin necesidad de buscar la entrada por donde os quedasteis, ya que se puede acceder a ella directamente. Así, cuando clickeis en un capítulo, ésa entrada aparecerá justo debajo de esta cabecera que estáis leyendo.

En cuanto a las categorías, vais a encontrar un código que os dirá de qué tipo es el texto que vais a leer. Dentro de estos diferentes tipos, encontraréis:

[ROM] Estos fanfics se centran en el desarrollo de una relación amorosa y los sentimientos de los personajes.

[ANGST] Fanfics para sufrir, para pasarlo mal con nuestros personajes favoritos.

[RES] El Proyecto Géminis y Ottox están más presentes que nunca en estos fics, centrados en resolver parte de la trama.

[HUM] Fanfics para reír.

Encontraréis también los tag [WIP] O [COMPLETO]. El primero hace referencia a "Work in Progress", es decir, que el fic está en fase de publicación, mientras que los fanfics con el segundo término ya se pueden leer enteros.

CONTACTO

Si tienes alguna duda o te apetece publicar tu fanfic en este blog, sólo tienes que ponerte en contacto con nosotras a través del Blog de Marta Torné o bien a través del Blog de Raúl Fernández, en las direcciones de correo que encontraréis en las mencionadas páginas.

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Déjame que te cuente (V.2). Capítulo XI.


La tarde se escurrió extraña, densa, rápida y lenta. María permanecía muy quieta, en el sofá, con el cuerpo pegado inconscientemente al del hombre que tanto había esperado. Penélope ha muerto, y ya no dormirá más noches en la ventana, pensaba. No es que no se creyera que él estaba allí, simplemente era una sensación tan ansiada que se le antojaba onírica, como si estuviese metida dentro de un sueño tan dulce, que el miedo te agarrota el cuerpo temiendo que se torne pesadilla.

Carlos había monopolizado por completo a su padre y, sentado sobre sus rodillas, le avasallaba a preguntas que, en la mayoría de los casos, sólo podían ser esquivadas con una sonrisa. Las frases le salían a borbotones, sin orden ni coherencia, y pasaba de hablar de sus compañeros de clase a preguntarle por qué antes, todos le llamaban Fermín.

María no habría sido capaz de decir si habrían pasado dos horas o cinco cuando el timbre volvió a sonar. Su hijo permanecía ajeno a cualquier otro sonido que no proviniera de la boca de su padre, y Carlos se limitó a mirarla con divertida impotencia.
Cuando abrió la puerta, se encontró con una estampa que le resultó familiar. Manos en los bolsillos, mirada baja, y un cuerpo que se balanceaba hacia adelante y hacia atrás sobre los talones de sus pies. A su lado, la sonrisa perenne, inmortal y ajena al paso del tiempo de Julia, que se agarraba al brazo de Iván, infundiéndole la fuerza que a él le flaqueaba.

- Hola… pasad.

Él entró delante, dejándole un beso rápido en la mejilla a su madre, mientras Julia se entretuvo en darle un abrazo ligero, ansioso.

Carlos volvió la vista sólo un segundo para, una milésima más tarde, dejar la vista fija en las dos personas que tenía delante. Oyó a su hijo gritar el nombre de su hermano y escurrirse hasta el suelo, pero el mundo giraba a una velocidad que ya no le permitía procesar cada nueva visión. El vértigo que sintió al ver a Iván era aún mayor que el que había sentido al encontrarse cara a cara con María o con su propio hijo. Por un momento, sintió que algo se detenía dentro de él, y tuvo que apretar con fuerza los párpados para deshacerse de un recuerdo cuyo contenido en dolor le impedía ponerse en pie siquiera. Pero el sacrificio había sido tan grande, que no es fácil apartar la causa…

Volvió al bosque.
Volvió a ver la laguna.
Volvió a oír los coches y las voces.
Volvió a su dormitorio.
Volvió a tener miedo.

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