¡Bienvenidos!

Bienvenidos a nuestro blog de fanfics acerca de "El Internado". Aquí podréis encontrar textos en todas las categorías posibles, desde los puramente románticos a aquellos que resuelven parte de la trama, pasando por los minifics o el humor.

El blog ha sido diseñado para haceros la navegación por él lo más sencilla posible. Por ello, en la columna de la derecha podéis encontrar todos los fics disponibles, con una breve sinopsis, la categoría o categorías a la que pertenece el texto y los personajes en los que se centra, además del autor del mismo.

Debajo podéis encontrar enlaces directos a todos los capítulos de la historia, de modo que podéis leer a vuestro ritmo y sin necesidad de buscar la entrada por donde os quedasteis, ya que se puede acceder a ella directamente. Así, cuando clickeis en un capítulo, ésa entrada aparecerá justo debajo de esta cabecera que estáis leyendo.

En cuanto a las categorías, vais a encontrar un código que os dirá de qué tipo es el texto que vais a leer. Dentro de estos diferentes tipos, encontraréis:

[ROM] Estos fanfics se centran en el desarrollo de una relación amorosa y los sentimientos de los personajes.

[ANGST] Fanfics para sufrir, para pasarlo mal con nuestros personajes favoritos.

[RES] El Proyecto Géminis y Ottox están más presentes que nunca en estos fics, centrados en resolver parte de la trama.

[HUM] Fanfics para reír.

Encontraréis también los tag [WIP] O [COMPLETO]. El primero hace referencia a "Work in Progress", es decir, que el fic está en fase de publicación, mientras que los fanfics con el segundo término ya se pueden leer enteros.

CONTACTO

Si tienes alguna duda o te apetece publicar tu fanfic en este blog, sólo tienes que ponerte en contacto con nosotras a través del Blog de Marta Torné o bien a través del Blog de Raúl Fernández, en las direcciones de correo que encontraréis en las mencionadas páginas.

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Un amor inesperado. Capítulo VII.

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De repente unos aplausos irónicos me devolvieron de nuevo a la realidad, me separé de Héctor y allí lo vi, seguía aplaudiendo con una forzada sonrisa, aún seguía con la misma ropa que tenía en el bosque, incluso la mochila seguía colgando de su espalda, era Fermín:
-Bueno parejita, os dejo solos, siento haber interrumpido-dijo Fermín con una voz entrecortada, antes de salir disparado hacia su habitación.

Me solté de la mano de Héctor, sin decirle ni una palabra, tan sólo le miré fijamente, con esa mirada quería expresar tantas cosas, que sólo logré confundirle, y salí de la cocina detrás de Fermín dejándole allí paralizado:

-Fermín, abre, tenemos que hablar-dije mientras golpeaba fuertemente su puerta.
-No tengo nada que hablar contigo María, ahora vete y déjame en paz-dijo Fermín con una voz apagada.
-Créeme, tenemos que hablar, te he visto en el bosque…
De repente abrió la puerta me cogió de la mano y me tapó la boca. Ya dentro de su habitación me dijo:
-¿Por qué me has seguido?, ¿qué has visto exactamente?
- He visto como abrías esa extraña entrada en mitad del bosque, se que allí hay algo importante.
-María, olvida lo que has visto, es peligroso, no te conviene entrometerte en mis asuntos.
-¿Tus asuntos?, ahora resulta que son tus asuntos, nunca has confiado en mí.
-María, no hables de confianza, he escuchado tu conversación con Toni, ahora yo también se cosas tuyas, cosas que no deben saberse, así que si tú mantienes la boca cerrada, yo haré lo mismo.

No esperaba esa respuesta por parte de Fermín, no supe responder, tan sólo salí de su habitación, me apoyé en la puerta, agaché la cabeza y una lágrima salió de mis ojos cayendo en la mano de Héctor. Había venido a ver qué pasaba, estaba preocupado:

-María, ¿qué ha pasado?, ¿estás bien?
-Sí, tan sólo he discutido con Fermín.
-María, si es por mi culpa, por el beso, lo siento, hablaré con él.
-No, Héctor, lo mío con Fermín se ha acabado, ahora sólo necesito tiempo para aclarar mis ideas.
-Está bien, te dejaré sola, si necesitas algo, cualquier cosa, ya sabes dónde encontrarme-dijo Héctor mientras se alejaba.

No sabía qué hacer ahora, lo mío con Fermín ya no tenía sentido, la confianza es la base de toda relación y él nunca ha confiado en mí, quizás por eso no me atreví a contarle lo de Toni. Ahora que él lo sabía, no podía contarle a Héctor lo de la entrada del bosque, pero la curiosidad me estaba matando, tenía que entrar allí, tenía que descubrir lo que esos pasadizos ocultaban.

Me armé de valor y salí del Internado, en esos momentos, después de lo que había pasado estaba segura que ni Fermín ni Héctor saldrían de sus respectivas habitaciones, y los demás hacia ya un buen rato que dormían.
Cuando llegué a la entrada vi que esta se encontraba cerrada, y al no disponer de los aparatejos de Fermín intenté hacer palanca con una rama, sin éxito alguno.
Después de un buen rato intentando abrir la trampilla, me senté resignada en ella, sin darme cuenta con el pie accione un interruptor oculto entre la maleza, se escuchó un “click”, me levanté rápidamente y observé como la trampilla se abría.

Miré hacia el interior asustada, estaba bastante oscuro, pero el miedo no iba a poder conmigo, tenía que entrar, saber más, ahora que había llegado hasta allí nada me pararía.

Sin pensármelo dos veces salté, no había reparado en la distancia que había entre la trampilla y el suelo de los pasadizos, pero era bastante, tuve suerte de no romperme una pierna, aún así mi tobillo izquierdo quedó un poco tocado. Me levanté apoyándome en las húmedas paredes, no podía ver nada, todo estaba demasiado oscuro, entonces recordé que en mi bolsillo tenía un encendedor.

Al encender el mechero, pude ver los largos pasadizos, allí abajo había un laberinto, seguí avanzando, andando sin rumbo, estaba realmente perdida, pero entonces vi una puerta, estaba entornada. Me acerqué a ella y la abrí. Era un dormitorio de matrimonio y al lado de la cama vi una cuna. Avancé hasta la cuna y en la madera había un nombre grabado, un nombre que realmente me era familiar “Samuel”, me acerqué a la cama y lo mismo que en la cuna había otro nombre grabado, en esta ocasión era un nombre de mujer “Irene Espí”.

En esos momentos recordé la conversación con Héctor, Irene Espí era su hermana, la madre de Marcos y Paula. Esa mujer había estado allí encerrada, pero había algo que no entendía, ¿de quién era el bebé Samuel?, definitivamente debía hablar con Héctor.
Era peligroso permanecer allí mucho tiempo, así que salí rápidamente y continué avanzando, mi reloj marcaba las 7 de la mañana, debía llegar al Internado, nadie debía notar que la limpiadora faltaba a sus tareas.

No encontraba el camino de vuelta, llegué un camino sin salida, estaba cansada, sudando, de repente escuché una voz a lo lejos, esa voz me era familiar, no podía dejar que me descubrieran, empecé a palmar la pared buscando otro dispositivo y lo encontré.

Una fuerte luz me cegó, salí despacio, no me encontraba en el bosque, estaba dentro del Internado, en la biblioteca, mis ojos intentaban adaptarse a la luz, alguien se acerco rápidamente a mí y pulsando una losa de la chimenea cerró la entrada.

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