¡Bienvenidos!

Bienvenidos a nuestro blog de fanfics acerca de "El Internado". Aquí podréis encontrar textos en todas las categorías posibles, desde los puramente románticos a aquellos que resuelven parte de la trama, pasando por los minifics o el humor.

El blog ha sido diseñado para haceros la navegación por él lo más sencilla posible. Por ello, en la columna de la derecha podéis encontrar todos los fics disponibles, con una breve sinopsis, la categoría o categorías a la que pertenece el texto y los personajes en los que se centra, además del autor del mismo.

Debajo podéis encontrar enlaces directos a todos los capítulos de la historia, de modo que podéis leer a vuestro ritmo y sin necesidad de buscar la entrada por donde os quedasteis, ya que se puede acceder a ella directamente. Así, cuando clickeis en un capítulo, ésa entrada aparecerá justo debajo de esta cabecera que estáis leyendo.

En cuanto a las categorías, vais a encontrar un código que os dirá de qué tipo es el texto que vais a leer. Dentro de estos diferentes tipos, encontraréis:

[ROM] Estos fanfics se centran en el desarrollo de una relación amorosa y los sentimientos de los personajes.

[ANGST] Fanfics para sufrir, para pasarlo mal con nuestros personajes favoritos.

[RES] El Proyecto Géminis y Ottox están más presentes que nunca en estos fics, centrados en resolver parte de la trama.

[HUM] Fanfics para reír.

Encontraréis también los tag [WIP] O [COMPLETO]. El primero hace referencia a "Work in Progress", es decir, que el fic está en fase de publicación, mientras que los fanfics con el segundo término ya se pueden leer enteros.

CONTACTO

Si tienes alguna duda o te apetece publicar tu fanfic en este blog, sólo tienes que ponerte en contacto con nosotras a través del Blog de Marta Torné o bien a través del Blog de Raúl Fernández, en las direcciones de correo que encontraréis en las mencionadas páginas.

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7 días (Parte VI)


Pero algo les detuvo.

-No puede ser Héctor- dijo apartándose repentinamente y yéndose corriendo dejando a Héctor con la mano enlazada tocando el aire, el espacio vacío que había dejado, ya, María.

Héctor la tenía tan cerca y ahora, tan lejos. Se levantó impulsado, directo a ir tras ella, pero se paró en seco, “mejor será que descanse esta noche, tranquila. Mejor no agobiarla, hoy hemos dado un gran paso. Ahora estará confusa. Tendré que ir poco a poco, no agobiarla ya que eso podría asustarla y ser desfavorecedor”, reflexionó. “Pero no hay prisa, dentro de 7 días, serás tú la que digas que me quieres, y hoy ya ha pasado el primero”.

Ya en su cama, se puso a pensar en ella. En su tímida sonrisa cuando sus miradas se cruzan por los pasillos. Su mirada, esa mirada que le vuelve loco de deseo fija en su mente. En su cinturita de avispa y las ganas impulsivas de posar su manos sobre sus caderas. Sus largas piernas. Su sonrisa, de nuevo su sonrisa, tan tierna, tan inocente. Quizá fue eso lo que le cautivó la segunda vez, ya que la primera vez que la vio, no sonrió precisamente, aunque sí se fijó en ella, su cuerpo casi desnudo sobre él y ese aparente salvajismo le hizo ver que existía otra cosa aparte de la elegancia y del saber estar. Que una mujer podía seducir no solo por sus joyas, su perfume y su educación. María ese día estaba desprovista de esos complementos, si es que, por estar desprovista, lo estaba hasta de su ropa. De nuevo visionó su sonrisa, sus labios, tantas noches como aquella, había pensado en sus labios. Se había imaginado besarlos tiernamente, eran suaves, muy suaves, realmente. El día que la besó por primera vez se dio cuenta que no era tan solo un sueño, que su imaginación había traspasado los límites y se había vuelto realidad, una realidad mucho mejor que sus visiones nocturnas. Era indescriptible besarla. E imaginándola reiteradamente, saludó a Morfeo.

María, en cambio, no pegó ojo. No podía olvidar la delicadeza cómo Héctor la había besado. Cómo acarició su pelo. El interés repentino por reconquistarla. Como tampoco había olvidado la cara que dejó Fermín cuando ella se dio media vuelta.

“No se merece esto. Me quiere, y yo también, por supuesto.¿ Cómo no querer a alguien que te hace reír cuando estás seca de llorar? ¿Cómo no querer a alguien que me cuida tanto y está tan pendiente de mí? Cómo no querer…. ¿Cómo no querer a Fermín?

Claro que le quería, pero no de la misma manera como él a ella. No como se merecía. Pero tampoco podía estar sin él. Le necesitaba. Fermín se había convertido en una droga para ella. No le amaba, pero necesitaba besarle al verlo, ir cada noche a visitarle a su habitación. ¿Sería conformismo? ¿Costumbre? .María esa noche no lo sabía, pero lo que sí tenía claro es que tenía que decidir. Pensó en dejarse llevar, a ver su instinto hacía qué habitación le llevaba. A los brazos de qué hombre. Estaba cansada de ser consecuente, de ser racional. Llevaba toda su vida sufriendo, ahora era hora de buscar su felicidad. Intentaría a partir de esa noche buscarla. No sabía lo que tardaría, ni el daño que podría ocasionar, pero el sufrimiento que ahora tiene es por eso, por pensar en la felicidad de los demás. No podía elegir así porque si prefería a Héctor, Fermín lo pasaría mal y viceversa, así que pensaría en ella.

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