¡Bienvenidos!

Bienvenidos a nuestro blog de fanfics acerca de "El Internado". Aquí podréis encontrar textos en todas las categorías posibles, desde los puramente románticos a aquellos que resuelven parte de la trama, pasando por los minifics o el humor.

El blog ha sido diseñado para haceros la navegación por él lo más sencilla posible. Por ello, en la columna de la derecha podéis encontrar todos los fics disponibles, con una breve sinopsis, la categoría o categorías a la que pertenece el texto y los personajes en los que se centra, además del autor del mismo.

Debajo podéis encontrar enlaces directos a todos los capítulos de la historia, de modo que podéis leer a vuestro ritmo y sin necesidad de buscar la entrada por donde os quedasteis, ya que se puede acceder a ella directamente. Así, cuando clickeis en un capítulo, ésa entrada aparecerá justo debajo de esta cabecera que estáis leyendo.

En cuanto a las categorías, vais a encontrar un código que os dirá de qué tipo es el texto que vais a leer. Dentro de estos diferentes tipos, encontraréis:

[ROM] Estos fanfics se centran en el desarrollo de una relación amorosa y los sentimientos de los personajes.

[ANGST] Fanfics para sufrir, para pasarlo mal con nuestros personajes favoritos.

[RES] El Proyecto Géminis y Ottox están más presentes que nunca en estos fics, centrados en resolver parte de la trama.

[HUM] Fanfics para reír.

Encontraréis también los tag [WIP] O [COMPLETO]. El primero hace referencia a "Work in Progress", es decir, que el fic está en fase de publicación, mientras que los fanfics con el segundo término ya se pueden leer enteros.

CONTACTO

Si tienes alguna duda o te apetece publicar tu fanfic en este blog, sólo tienes que ponerte en contacto con nosotras a través del Blog de Marta Torné o bien a través del Blog de Raúl Fernández, en las direcciones de correo que encontraréis en las mencionadas páginas.

Blog no oficial de Marta Torné

9 Segundos. Capítulo IV.

Esta vez no fue una visión. Estaba en Orsay. Una espectadora invisible, metida dentro de los ojos de Carlos, sintiendo lo que él sentía en la boca del estómago. Un terror que le había helado la sangre. Asco, miedo de sí mismo.

Uno de los dos hombres, el mayor, dio un paso hacia delante. Rebeca quiso retroceder en vano, sin recordar que no estaba allí, y que Carlos nunca habría dado un paso atrás.

- El trato es sencillo…

Le costaba entenderle. Le zumbaban los oídos, el silencio reinante en la enorme sala del museo dotaba a aquella voz de un matiz de poder que le repugnaba. Y luego estaba ése acento cerrado del este, inconfundible.
Trató de sobreponerse y concentrarse en lo que decía.

- … si tú disparas, yo no lo hago. Vamos, Carlos, tú tienes algo que nosotros queremos, y nosotros algo que tú quieres. Sólo te pedimos un pequeño favor a cambio del trueque. Al fin y al cabo, nuestra moneda de cambio parece más valiosa que ninguna otra cosa…

La mirada del hombre se desvió a conciencia hacia un rincón, donde Aurora seguía inmóvil bajo el peso de una bala que se cernía sobre su estómago. Rebeca pensó que la ironía era un lenguaje universal, tan detestable en uno como en otro. No entendía aún en qué consistía el trato, pero sí sabía que a Carlos le repugnaba la propuesta.

- ¿Por qué no me matas y la dejas en paz?

Su voz sonaba firme, desafiante, sin atisbo del miedo que le ardía detrás de los ojos. Nadie más que él, y ahora Rebeca, sabían que Carlos se preguntó mil veces, justo antes de pronunciar esa frase, si la voz se dignaría a salir de su garganta o si, como cuando era niño, se quedaría ahogada eternamente, como siempre al despertar de una de sus incontables pensadillas.

La respuesta llegó en forma de carcajada seca, agria, vacía de diversión.

- Porque me interesas. Quién sabe cuando podemos volver a necesitarte...

Antes de terminar la frase, el hombre levantó la palma de la mano y chasqueó los dedos. No tuvo que decir nada más. El más joven retiró la pistola que presionaba el vientre de Aurora y la agarró con violencia del brazo para lanzarla al suelo. Sólo entonces, Carlos, y con él Rebeca, se dio cuenta de que tenía las manos atadas a la espalda y que la situación sólo iría a peor.

- No tenemos todo el día, Carlos.

A Rebeca le pareció oír una súplica lejana, un balbuceo inconexo. Aurora lloraba, pero lo hacía en silencio. La voz venía de otra parte, de algún lugar adonde Carlos no quería mirar.

En una fracción de segundo, la última, Rebeca vio al hombre introducir medio cañón en la boca de Aurora.

No.

Carlos se arrepintió antes de hacerlo.

No, no…

Pero no había vuelta atrás. Carlos había desaparecido y en su lugar, habitaba el simple impulso, inconsciente, de proteger lo que se ama.

El disparo le destrozó los tímpanos, pero su impacto fue mucho más profundo. Sus muescas, las señales de su paso, permanecerían en el centro de su cuerpo sin concederle un segundo de paz durante el resto de su vida.

Al otro lado de la sala, por fin, el murmullo se apagó de repente. El cuerpo del guardia de seguridad del museo de Orsay yacía en el suelo con los ojos abiertos, vacíos. Conformando la última súplica, se dirigían directamente a los de su asesino. A los de Carlos. A los de Rebeca.


2 comentarios:

lucia dijo...

joo, ya se han acabado! me los he leido de un tiron
ay aurora, aurora, por algun lado tenias que aparecer!
impaciente espero el resto de capitulos

parchis dijo...

Buah, no me había leído aún este capítulo. Capitulazo y semiexplicación de lo que pasó en Orsay. Carlos, por una vez, disparó.
Ahora nos queda saber quién esa Aurora.

Dios, qué ganas de seguir leyendo!!

Enhorabuena chicas, por este capítulo, y por todo el fic.

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