Las manos le temblaban, como aquella vez que quiso agarrarse a su foto como quien se agarra a la vida. Pero esta vez la tenía delante, entera, palpable, tan real que le paralizaba. Extendió la mano hacia ella, como asegurándose de que tenía permiso para tocarla, y ella respondió rozándola con la punta de los dedos.
Su hijo asistía al espectáculo embobado, echado a un lado, suplicando en silencio que se abrazaran.
- Te lo prometí…
Su voz, tan cálida, tan dulce, le llegó desde otra dimensión distinta, ajena a lo vivido, transportándole atrás. Dio un paso más y se percató de que llevaba puesto el vestido negro, desabrochado mil veces con prisa y otras mil con lentitud, conformando la petición muda de terminar a los pies de su cama. Le colocó una mano en la cintura y la atrajo hacia sí, mientras la otra rozaba su frente, sus pómulos, su nariz y sus labios, comprobando que era real. Ella entendió lo que le pedía, y cruzó el último paso que les separaba. Se abrazaron sin rastro ya de ansiedad, sin prisa, tanteando la forma de sus cuerpos. Se les antojó irónico, a ambos, que hubiera tenido que pasar todo aquello para que por fin se atrevieran a llorar juntos, cuerpo contra cuerpo, pero no se dijeron nada.
Tuvo que tirar ligeramente de ella para separarla de su cuerpo. Quería mirarla a los ojos, creerse lo que tenía delante. Y cuando lo hizo, sus labios recorrieron el camino aprendido, sin pedir permiso, sin avisarle siquiera. Cuanto tomó conciencia de que la estaba besando, quiso hacerlo con dulzura. Pero lo que él pretendía que fuera un roce de labios, se había convertido en una expedición profunda, sin retorno, al centro de su boca, recibida con la misma necesidad. Terminó el beso llevándose su labio inferior entre los dientes, con suavidad y dejando que sus frentes se unieran y se reconfortaran.
Sin abrir los ojos, Carlos estiró un brazo para acoger a su hijo con él. Se abrazaron los tres, por primera vez en sus vidas, y marcaron el punto que daba comienzo al resto de sus vidas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario