
Después de comer, salieron de la casa. María cogió su maleta y algunas fotos que había encontrado en la casa. Quería enseñarle a Iván fotografías de su familia.
Montaron en el coche, cuando Carlos se sentó en el asiento del conductor, un escalofrío le recorrió el cuerpo, recordando que la última vez que había subido al coche había sido para deshacerse del cadáver de aquel hombre al que él mismo había matado. María lo notó y le dio un beso en la mejilla.
María creía que volvían al internado, pero Carlos se dirigió a un sitio muy distinto. Se dirigieron a un chalet, que María no conocía.
- ¿Qué es este sitio? - preguntó María - ¿No íbamos al internado?
- No voy a dejarte volver allí María.
- ¿Qué? - María no podía creer lo que Fermín le estaba diciendo. En el internado estaba Iván y ella tenía que volver a su lado y asegurarse de que estaba bien, después de lo que habían intentado hacerle a ella ya no iba a volver a dejarlo solo. Las palabras de Fermín le dejaron indignada.
- Confía en mí ¿vale? - aquí vas a estar a salvo, a demás vuelvo enseguida no te preocupes. - Sus palabras le transmitieron tranquilidad.
- ¿Me lo prometes? - María tenía miedo. Miedo a que salga de allí y no vuelva.
- Ey. Claro - Se acercó a ella y la besó - Ven, te voy a presentar a alguien, con él estarás a salvo.
- ¿Con quién?
Carlos le condujo hasta dentro de la casa. Cruzaron el jardín primero, desde luego, que sea quien sea el dueño de la casa, tenía bastante dinero, aquello estaba rodeado de lujo. Cuando entraron a la casa había un hombre mayor esperándoles.
- Hola Saúl - después se dirigió a María - mira María, este es Saúl. Un viejo amigo.
- Hola - Saludó Saúl, con una voz áspera y muy peculiar. María le sonrió a modo de saludo. Todavía estaba algo cabrada con Fermín. ¿le iba a dejar allí sola con ese hombre al que no conocía de nada?
- Es de confianza y no te preocupes, antes de que te des cuenta estaré de vuelta - acto seguido le besó.
Saúl les observaba en silencio, recordando viejos tiempos.
- María, si quieres puedes ir a ver el piso de arriba y si te apetece descansar, puedes hacerlo en la habitación del fondo a la derecha.
María pilló la indirecta, le estaba invitando a que les dejase a solas. Saúl debía de ser uno de los jefes de Fermín. Antes de subir al piso de arriba, miró a Fermín y le dijo:
- Ten Cuidado.
- Bah. Por Fermín no te preocupes, él sabe qué hacer en cada momento - parecía que Saúl le conocía muy bien.
No hay comentarios:
Publicar un comentario