¡Bienvenidos!

Bienvenidos a nuestro blog de fanfics acerca de "El Internado". Aquí podréis encontrar textos en todas las categorías posibles, desde los puramente románticos a aquellos que resuelven parte de la trama, pasando por los minifics o el humor.

El blog ha sido diseñado para haceros la navegación por él lo más sencilla posible. Por ello, en la columna de la derecha podéis encontrar todos los fics disponibles, con una breve sinopsis, la categoría o categorías a la que pertenece el texto y los personajes en los que se centra, además del autor del mismo.

Debajo podéis encontrar enlaces directos a todos los capítulos de la historia, de modo que podéis leer a vuestro ritmo y sin necesidad de buscar la entrada por donde os quedasteis, ya que se puede acceder a ella directamente. Así, cuando clickeis en un capítulo, ésa entrada aparecerá justo debajo de esta cabecera que estáis leyendo.

En cuanto a las categorías, vais a encontrar un código que os dirá de qué tipo es el texto que vais a leer. Dentro de estos diferentes tipos, encontraréis:

[ROM] Estos fanfics se centran en el desarrollo de una relación amorosa y los sentimientos de los personajes.

[ANGST] Fanfics para sufrir, para pasarlo mal con nuestros personajes favoritos.

[RES] El Proyecto Géminis y Ottox están más presentes que nunca en estos fics, centrados en resolver parte de la trama.

[HUM] Fanfics para reír.

Encontraréis también los tag [WIP] O [COMPLETO]. El primero hace referencia a "Work in Progress", es decir, que el fic está en fase de publicación, mientras que los fanfics con el segundo término ya se pueden leer enteros.

CONTACTO

Si tienes alguna duda o te apetece publicar tu fanfic en este blog, sólo tienes que ponerte en contacto con nosotras a través del Blog de Marta Torné o bien a través del Blog de Raúl Fernández, en las direcciones de correo que encontraréis en las mencionadas páginas.

Blog no oficial de Marta Torné

A Contrarreloj. Capítulo XIX.

Carlos se alegró de estar a oscuras. De otro modo, Rebeca hubiera podido ver cómo se formaba un nudo en su garganta, intragable, doloroso, mientras las lágrimas se le amontonaban en los ojos.

- Géminis no mata mujeres, Carlos. Las usa como cobayas.
- ¿Está embarazada?

Rebeca negó suavemente con la cabeza.

- No. Pero parece ser que María tuvo un desmayo unos días antes de que la ingresaran. Probablemente pensaron que lo estaba y que podrían hacer uso del bebé.
- Pero ¿por qué le contaron entonces que le habían extirpado el útero?
- Desde que Iván nació, Géminis ha sabido en todo momento dónde estaba María. Le contaron aquella historia y se aseguraron de que sólo la trataran sus médicos. Cuando apareció por el internado, no se preocuparon, era más fácil tenerla bajo control. María no ha supuesto nunca un peligro para ellos hasta el momento en que robó los papeles que comprometían a Noiret. Por eso la mandaron de vuelta.

De repente, a Carlos le temblaron las piernas. Y con ellas, la voz al hablar.

- Van a matarla. No lo han hecho ya porque pensaron que estaba embarazada, pero si no lo está, sabiendo lo que sabe…
- Se desharán de ella en cuanto puedan. Mientras a Noiret le ha importado Iván, María era la única baza que tenía si su hijo llegaba a enfermar. Pero creo que está bastante claro a estas alturas que a Noiret le importa bien poco lo que le pase al chico. Además, ahora sí es un estorbo para ellos. Los perjuicios superan a las ventajas de mantenerla viva.
- Llama a los chicos. No vamos a esperar a la tarde, tenemos que hacerlo a primera hora y quiero asegurarme de que todo sale bien. Voy a llamar a Daniel.

Carlos cruzó el cuarto como una exhalación y marcó el número del chico. Ni siquiera se planteó cómo reaccionaría cuando su teléfono sonara después de las dos de la madrugada.

- Dani, soy Carlos. Te necesito, hay un cambio de planes.
- (…)
- Yo te recogeré. Estaré en tu casa en media hora.
- (…)

Cuando colgó el teléfono, se volvió hacia su compañera.

- Necesito tu coche.

Rebeca respondió sacándose las llaves del bolsillo y lanzándoselas. Carlos le devolvió la sonrisa y se dirigió a la puerta. Ya estaba en el pasillo cuando se volvió hacia ella.

- Rebeca…
- ¿Sí?
- Si algo va mal mañana…

Ella sonrió y permaneció en silencio, tratando de infundirle ánimo.

- Si algo va mal, quiero que te asegures de que a Iván, a Julia y a María no les pasa nada. Tú conoces el plan, si yo no puedo hacerlo…
- Lo haré yo. No lo dudes.

Carlos asintió y salió. Mientras él conducía hacia la ciudad, Rebeca reunió en el cuarto a Iván y Julia y volvió a explicarles cómo se desarrollaría todo al día siguiente.
Una hora después, cuando Fermín y Daniel volvieron, repasaron de nuevo cada pequeño detalle. Rebeca les repartió micrófonos y pequeños auriculares. Dani se rió porque siempre había querido llevar uno de ésos trastos que llevaban los presentadores de televisión. Julia rió con él y se sintió más fuerte que nunca. A Iván le costó asumir que Carlos no iba a prestarle un arma. Nadie durmió.

A las diez en punto de la mañana, cada uno estaba ya en la posición marcada.
En la puerta principal de San Antonio, Carlos y Rebeca aparentaban ser una pareja que venía a visitar a un familiar. Nadie les habría relacionado con el chico que aparcaba su moto en el aparcamiento, ni con la nueva enfermera. Nadie reparó en que el carrito de la limpieza que siempre empujaba el chico con síndrome de Down estaba lleno de sábanas aparentemente sucias.

Carlos habló para el cuello de su camisa.

- Dani, ¿lo has hecho?

Dani sacó su teléfono móvil del bolsillo y se lo puso en la oreja, aunque en realidad hablaba hacia su propia muñeca.

- Sí. Se ha tomado lo que me diste. Ya hace tres horas. Seguro que hoy no tiene tanto sueño.
- ¿Qué has hecho con las pastillas de verdad?
- Las tiré a la papelera.
- ¿A la pape…?
- Yo limpio las papeleras, jefe.

Rebeca sonrió sin intentar disimularlo a pesar de la tensión a la que se sentía sometida. Carlos se imaginó que Julia e Iván estarían haciendo lo mismo desde sus puestos. Cuando todo esto terminara, quizá lo único que echaría de menos sería la continua humillación a la que Daniel sometía a sus prejuicios.

- Bien. ¿Todos listos?

La voz de Iván llegó nítida por el auricular que llevaba en la oreja izquierda.

- Listo.
- ¿Julia?
- Preparada.
- Allá vamos, que empiece la fiesta.

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