¡Bienvenidos!

Bienvenidos a nuestro blog de fanfics acerca de "El Internado". Aquí podréis encontrar textos en todas las categorías posibles, desde los puramente románticos a aquellos que resuelven parte de la trama, pasando por los minifics o el humor.

El blog ha sido diseñado para haceros la navegación por él lo más sencilla posible. Por ello, en la columna de la derecha podéis encontrar todos los fics disponibles, con una breve sinopsis, la categoría o categorías a la que pertenece el texto y los personajes en los que se centra, además del autor del mismo.

Debajo podéis encontrar enlaces directos a todos los capítulos de la historia, de modo que podéis leer a vuestro ritmo y sin necesidad de buscar la entrada por donde os quedasteis, ya que se puede acceder a ella directamente. Así, cuando clickeis en un capítulo, ésa entrada aparecerá justo debajo de esta cabecera que estáis leyendo.

En cuanto a las categorías, vais a encontrar un código que os dirá de qué tipo es el texto que vais a leer. Dentro de estos diferentes tipos, encontraréis:

[ROM] Estos fanfics se centran en el desarrollo de una relación amorosa y los sentimientos de los personajes.

[ANGST] Fanfics para sufrir, para pasarlo mal con nuestros personajes favoritos.

[RES] El Proyecto Géminis y Ottox están más presentes que nunca en estos fics, centrados en resolver parte de la trama.

[HUM] Fanfics para reír.

Encontraréis también los tag [WIP] O [COMPLETO]. El primero hace referencia a "Work in Progress", es decir, que el fic está en fase de publicación, mientras que los fanfics con el segundo término ya se pueden leer enteros.

CONTACTO

Si tienes alguna duda o te apetece publicar tu fanfic en este blog, sólo tienes que ponerte en contacto con nosotras a través del Blog de Marta Torné o bien a través del Blog de Raúl Fernández, en las direcciones de correo que encontraréis en las mencionadas páginas.

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7 días (Parte X)


4º día (2º parte)

A las 10 puntual, estaba María picando a la puerta.

-Disculpe, Elsa. Héctor me ha comentado que…
-Sí, María, pasa, pasa...

Junto a Elsa, de pie, estaba Héctor.

-Os dejo, tengo clase…
-María pasa - dijo sentándose en el sillón de la directora- siéntate por favor.
- ¿Pasa algo? Pensaba que era Elsa con quien hablaría- dijo María preocupada por si había hecho algo mal.
- No, Elsa estará ocupada toda la mañana. Te quería comentar una cosita. Esta mañana he estado hablando con Jacinta. Tenemos que organizar una fiesta porque dentro de unos días se celebrará el aniversario del internado, pero, Jacinta éste año, no puede atender a la organización, así que te quería pedir, por favor, a ver si me podías ayudar. Es muy sencillo.

Héctor se dedicó a explicarle la función que tendría que desempeñar ese día. María muy atenta le estuvo escuchando. Una vez terminó de exponerle todo…

- ¿Te interesa? Hemos pensado en ti porque, bueno, aunque no lleves tanto tiempo como el resto de las limpiadoras, tanto Jacinta, como Elsa y como, evidentemente, yo, vemos que eres la persona indicada para ello. Tenemos plena confianza en ti.
- Sí, claro, Héctor, cuenta conmigo. Lo haré lo mejor que pueda.
- Confío en ello y no te preocupes. Yo voy a estar aquí un buen rato. Después me iré a clase, pero en mis ratos libres vendré. Entre los dos, lo haremos, no te preocupes.

Se pusieron ha hacer todos los preparativos para la cena que se haría. María estaba ilusionada, habían contado con ella y también, le gustaba variar un poco sus funciones, nunca venía mal.
Su corazón, cada vez que Héctor le decía algo, se aceleraba, apunto de estallar. Le tenía tan cerca... en cambio, él no parecía el mismo que el de estos días. No intentaba seducirla. Se mantenía a un margen, cerca, pero en su función de profesor. Eso le molestaba a María. Se sentía contradictoria. Cuando Héctor se insinuaba, ella se echaba para atrás y ahora que no, ella deseaba que lo hiciera.

-¿ Qué tal estás con Fermín?

Le extrañó la pregunta. Parecía que Héctor volvía a la carga. Mantuvo el tipo, pero en su interior contenía una sonrisa de oreja a oreja.

- Bien, como siempre ¿ Por qué lo preguntas, Héctor?
- No, por nada. Por interesarme.- se quedó un largo rato observando cómo María hacía una lista. Siempre se quedaba maravillado mirándola, tan persistente en lo que hace, con tanto cuidado, con tanta concentración.

María se percató. Le ponía nerviosa sentirse observada.

- ¿Pasa algo?
- No nada, solo me estaba recordado lo bella que eres.

María se ruborizó.

-Héctor! No me digas estas cosas que sino, me tiembla el pulso y no acabamos nunca- los dos sonrieron mirándose mutuamente la boca.
- Fermín es un buen tipo, ¿no?
- Sí, claro. Es un hombre maravilloso. Me quiere mucho y me cuida- esto último lo dijo como indirecta hacía Héctor.
- Yo también te cuido. Siempre estoy pendiente de ti. Y sabes que tus problemas, son los míos.
- Sabes que no es así. Llevas meses que haces como si yo no existiera.
- Tenía otros problemas. Pero siempre has estado en mis pensamientos. Perdóname si alguna vez te he hecho sufrir, no era mi intención, de verdad, perdóname.
- No pasa nada. Todo está pasado- mintió.

-No, María, esto mejor lo ponemos aquí- dijo acariciando su mano.

Una carga eléctrica le recorrió todo su cuerpo. El tacto de Héctor, esa caricia. Sentirle cerca. Su corazón empezó a acelerarse. Héctor hablaba pero ella no le atendía, no podía.

Héctor, quería demostrarle indiferencia, todo lo contrario a los anteriores días. Mientras le explicaba la organización, para él, María no podía pasar indiferente. Tenerla tan cerca. Se podría perder cientos de veces en esas pupilas borrachas de infinito de sus ojos. Sus cejas perfectamente depiladas. Esos pómulos suaves, sonrojados cada vez que se encontraban, intocables, la barbilla al límite de un rostro sin límites… Y todo eso, envuelto en una piel de color imposible de definir, de tersura dolorosa para cualquier tacto “ acariciarla debería suponer, sin duda, pena de cárcel por violación” pensó.


- María, lo siento, tengo que irme, ya es la hora. Continúa tú. Si ves que Elsa necesita el despacho, puedes ir a mi habitación sin reparo. Yo estaré dando clase, cualquier cosa que necesites, ya sabes donde estoy.
- Gracias, Héctor, descuida.

Héctor se quedó un segundo en la puerta, observando cómo María continuaba con la tarea. “ a veces siento que estoy a tan solo un paso de ganarme la alegría, pero otras, me siento tan lejano a ella que necesito gritar su nombre para sentirme más cerca de ella” pensó mientras cerraba la puerta.

María se quedó sola. Solo podía pensar en él. Creía que ya había encontrado la respuesta. Su instinto giraba hacía Héctor. Cuando iba por los pasillos miraba cada esquina, a cada lado, cada rincón por si él pudiera aparecer. Antes de acostarse, cada noche, se imaginaba una vida junto a él. Su inconsciente era él. Ya tenía la respuesta.

Ya por la tarde, María había acabado su tarea. Buscó a Héctor por todo el internado. No encontró rastro de él.

- Elsa, ¿ ha visto a Héctor?
- Pues no, María. ¿Por qué le buscabas?
- He terminado ya lo de la cena del aniversario del internado y quería comentarle.
- Bueno, coméntamelo a mí que para eso soy ahora la directora- expuso Elsa con un tono algo tirante. Parecía que para todo el mundo Héctor siguiera siendo el director y ella fuera un cero a la izquierda.
- No, no pasa nada. Prefiero comentárselo a él.
Y se marchó. Sabía que si esperaba una respuesta de la directora. Le obligaría a enseñarle todos los datos. Ella quería hablar con Héctor personalmente.

Se dirigió a la cocina, era el único lugar donde no le había buscado. Ahí estaba Fermín y Lucía, limpiando los restos de la cena.

- Fermín, ¿has visto a Héctor?
- Creo que está en la puerta de la entrada ¿ por qué? ¿dónde te has metido en todo el día?
- He estado organizando unos asuntos con Héctor.
- ¿Héctor? Veo que pasas todo el día con él y te has olvidado de tu cocinero. ¿has cenado algo?
- No, no tengo hambre. Me voy a ver si le pillo todavía.

Salió de la cocina corriendo hacia la entrada. Efectivamente, ahí estaba él.

- Héctor-dijo en un suspiro, casi ahogada.
- María, ¿qué te pasa? Parece que hayas corrido la maratón- dijo entre risas.
- Te estaba buscando. Ya he terminado. Aquí tienes todo organizado, dime qué te parece.- dijo entregándole un pequeño dossier. Héctor lo hojeó.
- Parece que todo está correcto. Sería cuestión de mirarlo más a fondo, pero seguro que está todo bien, muchas gracias, María. Por hoy ya has hecho suficiente, vete a descansar.
- Gracias. Estaré en mi habitación si necesitas algo.
- ¿En tu habitación o en la de Fermín?
- …… en la mía, de momento, es muy pronto para irme a la cama y Fermín todavía está haciendo no se qué en la cocina.
- De acuerdo, María. Cualquier cosa, te aviso.

María se quedó parada, como a esperas de algo, de otro comentario, alguna petición, un ruego, un halago, algo.

- María, todo bien, vete a descansar, ¿qué haces ahí parada?
- Vale, me marcho, cualquier cosa estoy en mi habitación. Hasta mañana.
- Hasta mañana, que descanses.

María entró en su habitación. Estaba cansada pero no quería irse a dormir. Quería estar con Héctor, hablando, riendo, estar con él, sin motivo alguno.
Tumbada en la cama, deleitándose en cada sonrisa de Héctor recordada en su mente. Esa caricia que casi le hace desfallecer esa mañana. Su voz, sus palabras…se quedó dormida.

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