¡Bienvenidos!

Bienvenidos a nuestro blog de fanfics acerca de "El Internado". Aquí podréis encontrar textos en todas las categorías posibles, desde los puramente románticos a aquellos que resuelven parte de la trama, pasando por los minifics o el humor.

El blog ha sido diseñado para haceros la navegación por él lo más sencilla posible. Por ello, en la columna de la derecha podéis encontrar todos los fics disponibles, con una breve sinopsis, la categoría o categorías a la que pertenece el texto y los personajes en los que se centra, además del autor del mismo.

Debajo podéis encontrar enlaces directos a todos los capítulos de la historia, de modo que podéis leer a vuestro ritmo y sin necesidad de buscar la entrada por donde os quedasteis, ya que se puede acceder a ella directamente. Así, cuando clickeis en un capítulo, ésa entrada aparecerá justo debajo de esta cabecera que estáis leyendo.

En cuanto a las categorías, vais a encontrar un código que os dirá de qué tipo es el texto que vais a leer. Dentro de estos diferentes tipos, encontraréis:

[ROM] Estos fanfics se centran en el desarrollo de una relación amorosa y los sentimientos de los personajes.

[ANGST] Fanfics para sufrir, para pasarlo mal con nuestros personajes favoritos.

[RES] El Proyecto Géminis y Ottox están más presentes que nunca en estos fics, centrados en resolver parte de la trama.

[HUM] Fanfics para reír.

Encontraréis también los tag [WIP] O [COMPLETO]. El primero hace referencia a "Work in Progress", es decir, que el fic está en fase de publicación, mientras que los fanfics con el segundo término ya se pueden leer enteros.

CONTACTO

Si tienes alguna duda o te apetece publicar tu fanfic en este blog, sólo tienes que ponerte en contacto con nosotras a través del Blog de Marta Torné o bien a través del Blog de Raúl Fernández, en las direcciones de correo que encontraréis en las mencionadas páginas.

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Déjame que te cuente. Capítulo III.

Te quiero, más que a nada en el mundo, y no quiero hacerte daño.

Aquella no fue la primera vez que le provocaba un escalofrío, ya lo había hecho cientos de veces antes, pero sí la primera vez que tomó conciencia de que se había enamorado de él. Ése día, cuando se dio la vuelta, se encontró a Héctor de frente, y sintió que algo, por dentro, la estaba partiendo en dos. Porque de alguna forma que no alcanzaba a entender, el amor que pensaba sentir por él no latió, sino que tomaba otro rumbo, hacia otro lugar inesperado…

- Mamá, ¿qué piensas?

Su voz la sacó del pozo profundo, hoy de aguas tranquilas, potables, dulces, y la devolvió al ahora. Su hijo estaba tumbado sobre el sofá, con la cabeza en su regazo, mal tapado con una manta que estuvo dos años en su cuna y que ya no alcanzaba a cubrirle los pies.

- Pensaba en que has crecido mucho y que terminarás resfriándote si sigues usando esa manta para abrigarte.

Él esbozó una sonrisa, tan abierta, tan dulce, que le provocó una extraña sensación de vértigo que nacía en sus pies y terminaba en su cabeza, mareándola.

- Qué mentirosa, mami.

Ella le devolvió la sonrisa y le hizo cosquillas en el estómago, riendo con él.

- ¿Ah, sí? Luego soy yo la que tiene que aguantar que vomites el jarabe cuando te pones malo…
- No lo decía por eso mami. Es porque no estabas pensando en eso, me has engañado.

Se dejó caer junto a él en el sofá y se acomodó a su lado.

- Pensaba en papá.
- Ya lo sé, siempre pones esa cara cuando piensas en papá.

Ella rió, aferrándose a él como a un clavo ardiendo. Sólo él le ayudaba a mantener la cordura, a seguir adelante a pesar de todo lo que había perdido, y a crear las fuerzas necesarias para seguir esperando, paciente, a Iván.

- Me has dicho que me ibas a contar todo lo que quisiera saber…
- Dispara, vaquero. Pero haremos un trato. Sólo una pregunta por día, o no nos iremos a la cama en toda la noche, que te conozco…

Él se quedó muy callado, reflexionando sobre cuál era la mejor pregunta, y al final, se decidió por lo que más despertaba su curiosidad.

- ¿Por qué Iván, y Héctor y todos llaman a papá Fermín?

Desde luego, no era la pregunta que esperaba, pero quizá, de alguna forma, lo resumía todo. De hecho, era la mejor pregunta para saberlo todo. Pero todavía no había decidido hasta donde estaba dispuesta a contarle.

- Formaba parte de su trabajo. Tener otro nombre… ya sabes, como en las películas.
- ¿Papá era un espía secreto?

Abría mucho los ojos y ella se echó a reír, atrayéndole más contra sí.

- Sí, algo así. Y ahora…
- No mamá, por favor… Es temprano.

Bastó con que le mirara para que se levantara, sin mediar palabra, y se dirigiera hacia su cuarto. Ella caminó tras él despacio y le arropó. Cuando salió por la puerta, ya se había dormido. Volvió al salón y se tumbó allí, bajo la manta con la que se cubría él unos minutos antes, como si fuese el escudo que esa noche, otra más, la protegería del miedo, de la sangre, de los sueños que ya ocurrieron, de las voces a su alrededor, del frío, del dolor y de la ausencia.

Pero el manto no era lo suficientemente poderoso para mantenerla a salvo. Su vida estaba ya íntimamente ligada a aquel lugar donde había pasado más de un año, rodeada de personas a las que creía conocer y que no terminaron siendo lo que ella pensaba.

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