Las Apariencias Engañan (PARTE II)

INTERNADO “LAGUNA NEGRA”
12:05 AM

De vuelta en el internado, Fermín se desplomó sobre la silla de su habitación y sacó su cuaderno de notas. Estaba agotado, pero su mente estaba demasiado despierta para dejarle dormir. Había encontrado una nueva razón para llegar al fondo de los misterios de este maldito lugar. Ya no sólo era encontrar lo que le habían robado a su familia cuando él no era mas que un crío. Ahora la historia del internado tenía un nuevo significado para él, y la clave se encontraba entre estas paredes.

Lo mejor, supuso, sería empezar de cero. Concentrarse en el orfanato “Laguna Negra”.



Apuntes - 16 de abril, 2008

Empiezo este reporte, no en busca de ningún tesoro, sino en busca de la verdad. Es por eso que voy a concentrarme solamente en las personas que habitaron este sitio cuando era un orfanato.

Don Joaquín: Cabe destacar que el antiguo dueño del orfanato, Joaquín Fernández, ha regresado al internado junto con su hija, Elsa Fernández, actual directora del centro. No creo que su regreso sea casualidad. De hecho, es muy probable que fuese participe de lo que sucedió aquí hace años. Puede que su hija también tenga conocimientos de las siniestras actividades que tuvieron lugar en el centro, aunque era muy niña para haber participado activamente por aquel entonces.

¿Motivos? -> Hijos gemelos, uno de ellos nació deforme. Gemelos, deformidad genética, Proyecto Géminis, ¿conexión?

Camilo: Profesor de Latín en el internado desde su apertura. Era también maestro del orfanato durante los últimos años y hasta que se cerraron las puertas.

¿Motivos? -> Ni puta idea. Por ahora no tengo suficientes pruebas como para sospechar de él, pero nunca se puede descartar la posibilidad de que sea uno de ellos.

Jacinta: Gobernanta del internado. Pasó su juventud en el orfanato y conoce cada recoveco de este lugar mejor que nadie. Recientemente fue acusada de asesinato y exonerada. Y, desde luego, conociendo a Jacinta, es difícil creer que pueda hacerle daño a nadie.

¿Motivos? -> No creo que sea parte del Proyecto Géminis, pero no me extrañaría que supiese algo. Estoy convencido, y lo he estado desde que me infiltré en este internado, de que Jacinta oculta algo.

Héctor de la Vega: Fundador del internado “Laguna Negra”. Pasó su infancia en el orfanato hasta que le adoptaron los de la Vega cuando tenía unos diez años.

¿Motivos? -> Desconocidos.

Puede ser que si mostramos las fotos de estos individuos a Sandra Pazos, ella reconozca a alguno de ellos.


Carlos bostezó, estirando los brazos para desentumecer su cuerpo. Lo que no terminaba de entender era como encajaba Amelia en toda esta trama. Y lo peor era que Marcos Novoa-Pazos parecía tener una relación bastante estrecha con ella, y Carlos apostaría lo que fuese a que a Amelia la regía más el interés que la amistad (o lo que fuese que hubiera entre ellos, porque Carlos también había oído los rumores). Si tan sólo uno de ellos se diese cuenta de la forma en que estaba siendo utilizado Marcos. Entre tanto, Carlos tendría que evitar de alguna manera que los chicos se metiesen en un lío serio. El problema, era que no estaba seguro exactamente de lo que Iván y sus amigos se traían entre manos, pero debería ser algo gordo, porque a uno de ellos ya le había costado la vida.

Los ojos le empezaban a pesar del cansancio, pero todavía había muchas cosas dándole vueltas en la cabeza. Del cajón de su escritorio, sacó un viejo libro de fotos del antiguo orfanato que había pillado en la sala de profesores. Ya lo había repasado de arriba abajo un millón de veces sin encontrar nada raro en particular, pero hoy le picaba la curiosidad. Algo no encajaba del todo. Repasó las páginas una vez más, una por una, estudiando cada nombre y cada imagen.

Cuidadosamente, Carlos escaneó una foto en blanco y negro de Héctor de pequeño, y abrió el programa de edad progresiva que Silvia le copió habiéndose jugado el cuello por enésima vez por hacerle un favor. Poco a poco, la imagen del niño se fue convirtiendo en adulto. Con el ceño fruncido, Carlos observó la transformación. La foto de Héctor de la Vega a los 45 años, algo borrosa y desenfocada dada la calidad de imagen de la original, no se parecía en nada a Héctor de la Vega, jefe de estudios del internado.

En la misma página del libro, halló las fotos de cinco otros niños de la misma edad, mas o menos: José. . . Lucas. . . Esteban. . . Francisco. . . Samuel. . .

Carlos miró las fotos detalladamente, pero sus ojos siempre regresaban a la foto de Samuel. El muchacho se llamaba Samuel Espí. Pero, un momento, ¿no era Irene Espí el verdadero nombre de Sandra Pazos? Seguramente este niño fuese su hermano. Pero eso no era lo que más intrigaba a Carlos. Un escalofrío le recorrió la espalda, como si una araña de patas de hielo se deslizase por su espina dorsal lentamente. Con manos temblorosas, escaneo la fotografía de Samuel Espí y la sometió al mismo programa.

La foto fue cambiando gradualmente, año tras año, hasta mostrar una cara la cual Carlos reconoció de inmediato.

_¡Jo-der!_ exclamó en un susurro.

Ese momento tan surrealista se rompió cuando llamaron a su puerta. Tan ensimismado había estado con el inesperado descubrimiento, que casi salta de la silla al oír la puerta. Eran casi las tres de la madrugada, ¿quien podría estar llamando a estas horas? Como una reacción innata, su mano fue directamente a empuñar la pistola, pero sin sacarla de su funda. No tuvo la oportunidad de ir a abrir la puerta ya que alguien la empezó a abrir desde el pasillo. Carlos tensó su cuerpo, su mano firmemente sobre el revólver, y permaneció en alerta.

_ ¿Fermín?

Al oír la tenue voz de María, toda la tensión se evaporó, fue remplazada por otra sensación igual de incómoda, pero la cual no podía exactamente nombrar.

_ María. . ._ dijo exhalando. _ ¿Qué haces aquí?

Estos últimos meses Carlos había aprendido a leer el lenguaje corporal de María, y ahora ella era como un libro abierto. Se la veía nerviosa, balanceándose ligeramente de un pie a otro y con la mirada furtiva.

_ Pensé que te habías marchado ya_ dijo ella finalmente.

_ Cambio de planes_ dijo Carlos secamente. Estaba intentando distanciarse de ella, y pensó que si a lo mejor se comportaba como un autentico carbón lo conseguiría. Ahora mas que nunca estaría poniendo su vida en peligro. No podía ser tan egoísta. Pero nunca pudo pensar que la mirada de María le rompiese los esquemas de tal manera. Lo único que quería era abrazarla, besarla. . .

_ Lo siento, yo. . ._

_ ¿Por qué has venido, María?

Ella titubeó, bajó la mirada, sus mejillas sonrojadas. _ Es Jacinta_ dijo encogiéndose de hombros. _ Ronca como una mula y yo no podía dormir, así que. . .

_ María, _ interrumpió Carlos, elevando una ceja dejándola saber que no se estaba tragando ese cuento. Esa fachada de tío duro y distante se estaba desmoronando por segundos.

Con un profundo suspiro, María confesó: _Quería verte, ¿vale? Tenía la esperanza de que no te hubieses ido todavía.

Carlos asintió con la cabeza, pero guardo silencio. No se fiaba de su propia voz, de cómo reaccionaria su cuerpo si respondiese a esas palabras.

_ ¿Qué ha pasado esta semana? Te comportas como si no significase nada para ti, ¿He hecho algo malo? Te juro que entre Toni y yo no hay nada. ¿Acaso no te fías de mí?

A Carlos se le encogió algo dentro del pecho. _ No, no es eso, _ dijo, su mirada mucho mas suave. _ María. . . _ ¡Joder, que difícil era esto! _ Lo que ha habido entre nosotros, ha sido un error, _ consiguió susurrar con esfuerzo.

_ ¿Qué estas intentando decir?

Carlos bajó la mirada, sintiéndose como un cobarde por no decir explícitamente que la relación había terminado, pedirla claramente que saliese por esa puerta y que no volviese. Así, con un par de huevos bien puestos, tal y como lo había hecho hacía tan solo un par de meses. ¿Por qué era incapaz de hacerlo ahora?

_ Yo no quiero que lo nuestro termine_ María logró sonreír, pero sus ojos estaban llenos de lágrimas. _ Es que todavía no quiero alejarme de ti.

Con esas palabras se acercó lentamente a Carlos, se puso de puntillas y le besó suavemente en los labios. Carlos hizo un esfuerzo sobrehumano para apartarse de ella, rompiendo el beso, y mirándola fijamente a los ojos.

_ María, escúchame, tienes que alejarte de mí. No puedo darte razones, ni explicaciones, pero te pido que por favor confíes en mí de una puta vez.

El silencio, pesado y agobiador, se interpuso entre ellos durante largos segundos. Fue María la que por fin lo rompió con una simple palabra:

_ No.

_ ¿Cómo que “no”?

_ ¡Que no!_ dijo ella desafiante. _Si quieres que me aleje de ti, mas te vale darme una buena razón.

Carlos parpadeó un par de veces, sorprendido por su tenacidad. _ No puedo. . .

_ Muy bien. Pues como no sé guardar un secreto, a partir de ahora tendré que llamarte Carlos. Es tu verdadero nombre, ¿no?

!Joder, lo cabezota que podía llegar a ser! pensó Carlos.

_ Si sale a la luz cual es mi verdadero nombre, estoy muerto_ dijo Carlos con una calma que no sentía. Todo esto se le estaba yendo de las manos, y todo por una mujer. Si el viejo pudiese verle en este momento se partiría de la risa. _Y tú puede que también. María, por favor. . .

_ Si es verdad que has puesto mi vida en peligro de esa manera, lo menos que puedes hacer es darme una explicación_ interrumpió ella cruzándose de brazos.

Jaque mate. O la perdía por las buenas, o por las malas. Y, en el fondo, ya estaba tan cansado de ocultarle su verdadera identidad, que de pronto la verdad sobre su pasado era algo trivial. En realidad era su futuro, el de él y el de María, el que de verdad le preocupaba.

_ Está bien_ dijo Carlos su voz casi inaudible. _Ven, siéntate. Es una larga historia.