¡Bienvenidos!

Bienvenidos a nuestro blog de fanfics acerca de "El Internado". Aquí podréis encontrar textos en todas las categorías posibles, desde los puramente románticos a aquellos que resuelven parte de la trama, pasando por los minifics o el humor.

El blog ha sido diseñado para haceros la navegación por él lo más sencilla posible. Por ello, en la columna de la derecha podéis encontrar todos los fics disponibles, con una breve sinopsis, la categoría o categorías a la que pertenece el texto y los personajes en los que se centra, además del autor del mismo.

Debajo podéis encontrar enlaces directos a todos los capítulos de la historia, de modo que podéis leer a vuestro ritmo y sin necesidad de buscar la entrada por donde os quedasteis, ya que se puede acceder a ella directamente. Así, cuando clickeis en un capítulo, ésa entrada aparecerá justo debajo de esta cabecera que estáis leyendo.

En cuanto a las categorías, vais a encontrar un código que os dirá de qué tipo es el texto que vais a leer. Dentro de estos diferentes tipos, encontraréis:

[ROM] Estos fanfics se centran en el desarrollo de una relación amorosa y los sentimientos de los personajes.

[ANGST] Fanfics para sufrir, para pasarlo mal con nuestros personajes favoritos.

[RES] El Proyecto Géminis y Ottox están más presentes que nunca en estos fics, centrados en resolver parte de la trama.

[HUM] Fanfics para reír.

Encontraréis también los tag [WIP] O [COMPLETO]. El primero hace referencia a "Work in Progress", es decir, que el fic está en fase de publicación, mientras que los fanfics con el segundo término ya se pueden leer enteros.

CONTACTO

Si tienes alguna duda o te apetece publicar tu fanfic en este blog, sólo tienes que ponerte en contacto con nosotras a través del Blog de Marta Torné o bien a través del Blog de Raúl Fernández, en las direcciones de correo que encontraréis en las mencionadas páginas.

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7 días (Parte XI)


5º día (Primera parte)

“ Me he quedado dormida. No le dije nada a Fermín. Seguro que me estuvo esperando a noche. ¡Soy una inconsciente!”

Miró al otro lado de la habitación. Jacinta ya estaba en pie, abrochándose el último botón de la camisa delante del espejo. Muy serena, muy recta.

-Buenos días. Anoche cuando llegué ya estabas dormida. No quise despertarte.. ahhh, tienes otro regalito de tu admirador secreto.

María de un brinco se levantó. Encima de la mesita de noche había otra rosa. Esta vez, sin tarjeta, como la primera. “ Héctor” pensó con una sonrisa de chiquilla enamorada.

- Venga, date prisa que hay que trabajar. Ponte el uniforme, te espero dentro de media hora en la cocina- ordenó la gobernanta.
- ¡A sus órdenes, mi sargento!- bromeó María llevándose una mano a la frente como un soldado.

Jacinta salió por la puerta. María se dejó caer en su cama con una Feliciano sonrisa. No dejaba de mirar la rosa como si fuera la primera que había visto en su vida.

Llamaron a la puerta.

- ¿Se puede?
- Sí, Héctor, pasa, pasa- Dijo levantándose de golpe como si la cama fuera una fuente de electricidad.
- Uy, que bonito.. ¿una rosa?¿Quién será tu admirador secreto?- dijo haciéndose el tonto.
Con una sonrisa de oreja a oreja y unos ojos que brillaban de felicidad dijo- No te hagas el tonto, sé que eres tú. Eres un cielo- dijo dándole un beso en la mejilla y abrazándole.

A María se le hacía tarde. Jacinta le había dicho que en media hora tenía que estar ya lista en la cocina y, aún, tenía que ducharse, estaba con el camisón. “ Yo no quiero marcharme, quiero estar abrazada, sentir como pincha su barba”. El día ya podría ser pésimo porque recordar ese abrazo le haría pasar el día con una sonrisa.

-Disculpa, María, pensaba que estabas sola. Buenos días, Héctor- saludó Fermín

Ahora parecía que era Héctor la central eléctrica en vez de su cama.
- Fermín. Buenos días- dijo María.
- Buenos días, Fermín- saludó Héctor- yo ya me iba. Nos vemos más tarde, María.
- Fermín, te lo puedo explicar..
- ¿explicar el qué? Estabas abrazando a Héctor, no hay nada de malo, ¿no? Sois amigos. Claro que eso no tendrá nada que ver que anoche no fueras a dormir conmigo. Te eché mucho de menos, princesa.
- Anoche estaba agotada. Mientras esperaba que terminaras de trabajar, me quedé dormida, lo siento.
- No tienes de qué disculparte. Anda, métete corriendo en la ducha que Jacinta te va a echar bronca.

María sonrió, se dirigió al lavabo. Mientras hablaban, Fermín no se había percatado de la rosa porque María la tapaba con su estrecho cuerpo.

- ¿ y esta rosa?

María ya estaba duchándose. Con el ruido del agua, apenas le oyó.

- ¿Qué dices, Fermín?

Fermín no era tonto. En ese momento se dio cuenta de la realidad del abrazo y la visita de Héctor. Sin mediar palabra. Salió de la habitación.

- ¿Fermín? ¿Fermín? ¿ Que qué decías?- gritó María desde la ducha. No hubo respuesta. Fermín se había marchado hacia la cocina.

Media hora más tarde.

-Llegas tarde.
- Lo sé, Jacinta, lo siento- se disculpó la limpiadora mientras se enlazaba bien el delantal- no volverá a ocurrir.
- Más te vale, que de limpiadoras hay muchas.

-¿Dónde estuviste anoche?- le preguntó Fermín a María en un tono bastante serio.
- Ya te dije. Esperé en mi habitación pero me quedé dormida. Ya lo hemos comentado antes.
- Sí, claro, se me había olvidado- mintió Fermín con su peculiar media sonrisa.- y ayer ¿ qué hiciste en todo el día que no te vi.?
- Estuve con Héctor por la mañana que me mandó hacer un asunto para el aniversario del internado.
-Si, ya, Héctor. ¿ Y la rosa que había en tu habitación?- Fermín preguntaba sin mirarle a la cara, seguía con su trabajo.
- Pues… de Héctor por el trabajo de ayer, quiso darme un detallito, nada más, Fermín, pero.. ¿a qué vienen tantas preguntas?
- Nada, solo me preocupo por ti, nada más- dijo sonriendo dándole un beso en la mejilla.

Héctor entró en ese momento en la cocina. Fue expresamente a verla a ella. Esperaba que ella no le viera. La vio allí, entre tazas y cafeteras, preparando café para los alumnos y profesorado. Hablando con Fermín con esa sonrisa tan dulce que la caracterizaba. Esos movimientos tan sensuales dentro de ese uniforme ceñizo a su silueta. Debía de ser pecado que un trapo tapara toda la belleza de ese cuerpo tan perfecto. La estructura de su espalda perfectamente proporcionada con el resto de su ser. Ese cuello que pedía a gritos ser besado. Empezó a recordar el tacto de su piel, sentía que iba a desfallecer, a volverse loco de recuerdos. ¿Por qué fue tan tonto de perderla cuando ya la tenía? Vio que Fermín le daba un beso en la mejilla a María. Los celos se apoderaron de él. Sabía que ella estaba con él, que no debería entrometerse, pero por una vez no iba a ser perfecto, iba a ser humano y creía que lo que hacía era lo correcto. No para Fermín, quizá no para Elsa que insistía en volver juntos. Era lo correcto para él, para su felicidad y eso era lo que ahora le importaba. Lentamente se fue alejando, llevaba ya un buen rato hipnotizado observándola y no quería ser visto.

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